Después de unos días enredando con los programas de inteligencia artificial para crear imágenes a partir de texto lo siguiente era ir a probar ChatGPT, del que todo el mundo habla estos días. En resumen, es un "chat", es decir, una web donde se puede hablar ("chatear") pero en vez de hacerlo con otras personas, se habla con un programa de ordenador diseñado para ello. Así que vamos a dejar que nos lo explique mejor el chat mismo:
Y así, amigablemente, podríamos estar toda la tarde. Podéis probarlo si queréis y nos contáis cómo os habéis quedado. Pero antes de nada, algunas consideraciones:
La página de ChatGPT está en inglés, si bien su uso es muy sencillo y la conversación se hace perfectamente en castellano. Para utilizarla hay que crear una cuenta o entrar con una de Google o de Microsoft. ChatGPT es de OpenIA, la empresa de DALL·E, así que con la cuenta que hemos creado para dibujar en la entrada anterior nos vale. Después de la pantalla de login donde tiernamente se aseguran de que no seamos un robot nos ponen unos ejemplos y nos explican algunas limitaciones del sistema (que vaya que las tiene).
En el fondo, viene bien recordar que esto de la inteligencia artificial trabaja "con lo que tiene", es decir, con el material que le han proporcionado (hasta 2021) y con todos los sesgos imaginables, según quién le haya ido proporcionando la información. ChatGPT puede cometer errores (y de hecho comete muchos y muy llamativos). Hay que tener en cuenta que (al menos en este caso) el sistema no tiene acceso a internet, sino que trabaja con los datos cerrados que se le han proporcionado en el periodo de "entrenamiento", así que si no tiene algún dato no puede ir a buscarlo. Y si bien a veces te dice que no sabe, que siente no poder ayudarte... muchas otras se inventa lo que haga falta.
Y es que el que una máquina escriba con coherencia (y no "con coherencia y con coherencia", como dice en el primer ejemplo) y respetando las reglas de ortografía no significa que lo que dice sea verdad, ya que para saber si lo es o no tendríamos que saber de dónde lo ha sacado y poder verificarlo por nuestra cuenta. Hay muchos ejemplos por ahí de conversaciones en las cuales se inventa cosas y les da un toque de verosimilitud sorprendente, como cuando hacíamos exámenes y no sabíamos muy bien un tema pero nos poníamos a desarrollar algo con toda nuestra labia, a ver si había suerte.
Ahí os dejo con ella. Que la disfrutéis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario